La obra de Julio M. Romero se distingue por su relación con el lenguaje, la proliferación de imágenes y el azar implicado en el hallazgo fortuito, entendido como serendipia. Opera desde una itinerancia desterritorializada, que no des-conoce sino que trastoca la extrañeza de lo conocido para jugar con sus significados. Procesa los elementos que recolecta en su espacio vital y, más que sublimarlos, amplifica los modos de entenderlos. Los hace suyos, para luego compartir la intimidad de esa transacción. Su ejercicio es el de un flâneur contemporáneo que no va tras las ruinas, escombros y restos de la realidad, sino que va tras aquellos objetos que le ofrecen claves sobre las vidas humanas que los abandonaron, y los relatos que dejaron a su paso. En el caso particular de esta serie, Romero apuesta por compartirnos una suerte encontrada. Durante los años de 2012 a 2016, como resultado de sus traslados y caminatas por Tijuana, Los Angeles, Ciudad de México y San Francisco, el artista recolectó los boletos que encontramos en las galletas de la suerte, esas fortunas incidentales que le dan cierre a nuestras visitas a los restaurantes chinos, pero que en este caso, por otra clase de azar, fueron desechadas por comensales anónimos. A través de un riguroso y procesado trabajo de collage, los mensajes contenidos en dichos boletos fueron impresos, reimpresos y empalmados, como una manera de détournement de la fortuna como deseo abandonado, así como de la suerte inscrita como comunicación secreta entre tú y el azar. Un elemento a destacar de estos boletos es su condición bilingüe: un lado tiene inscrita la suerte en español, el otro lado tiene la versión en inglés. En muchos casos, la fortuna inscrita se pierde en la traducción. Son traslados literales de un idioma a otro, a veces asumiendo mensajes crípticos que incrementan el enigma de la suerte deseada por un ente anónimo (que en realidad es una planta que maquila incesantemente estas fortunas). La obra resultante nos produce el afortunado hallazgo de esa intersección entre lo visual y lo textual, algo que emparenta a esta obra con la poesía visual, cuyo elemento operativo-estético es la materialización del lenguaje, la identificación de los valores visuales del texto como forma, cuyos orígenes pueden rastrearse, curiosamente, hasta el famoso poema de Stephane Mallarmé titulado Un coup de dés jamais n’abolira le hasard (Un golpe de dados no abolirá el azar). En esta serie de bellas impresiones, los empalmes, los manchones, el “borrado” de los textos desconcierta la fortuna inscrita, la diversifica, no la diluye, convirtiéndola así en deseo colectivo. En esta transacción, en ese encuentro de la mirada del espectador con la fortuna inscrita, la suerte abandonada de los otros se convierte en nuestra propia fortuna. - ALEJANDRO ESPINOZA GALINDO
SOMEBODY ELSE’S LUCK es un proyecto producido por Julio M. Romero y 206 Arte Contemporáneo